Naruto: Naruhi… ¿qué?

En estos días, investigando sobre Naruto, -quizás- el manga y serie más popular de todos, es fácil escuchar muchos aficionados y fanáticos muy afanados en declararse partidarios de ciertos términos aplicables a relaciones “amorosas” desarrolladas en medio la trama de este popular “shounen”.

A modo de introducción, podemos pensar en seguidores del “Naruhina”, o sea, de la supuesta relación de Naruto y Hinata. También los hay del “Narusaku”, que hace referencia a un posible lío amoroso con Sakura y para enredar más las cosas, incluso hay muchos que le van al “Narusasu”, que como se puede imaginar, es la vinculación homosexual de Naruto con Sasuke; así como suena.

Naruhina: el eterno morbo…

Gracias a la popularidad de Hyuga Hinata, la tímida sucesora del famoso clan “Hyuga”, del cual Neji también es representante, los productores del anime –en especial- han insistido en explotar la idea que ella está “perdidamente” enamorada de nuestro popular personaje principal. No faltan episodios en los cuales se hacen múltiples referencias a este hecho (siendo la mayoría catalogados como “rellenos”, no basados en el manga original), provocando confusión en lo que el televidente aprecia, e incluso, sustituyendo el sentido original del personaje; pues Masashi Kishimoto no ha formulado “Naruto” como una novela o drama pasional digno de telenovela latinoamericana. Hinata siempre ha sido un ejemplo de superación, y es más que sabido que su interés por nuestro shinobi de cabello amarillo no va más allá de la admiración.

Claro está que el mercadeo es quien decide muchos caminos en un programa de televisión, y “Naruto” no está exento de dicho fenómeno. Por ende, es muy probable que la tendencia a darle este fetiche a este personaje no parará pronto, pues basta sólo con medir cuántos “fans” obsesionados con esta idea, preguntan sin cesar y hasta de modo obsesivo:

“Quién me dice si Naruto termina con Hinata, es necesario que lo sepa…”

Ni que decir de las corrientes “underground” que acompañan a esta pareja “mercantil”; entiéndase aquí los “fanfic” (historias de ficción), el mal llamado “hentai” (el término correcto es “ero-manga”o “ero-anime”, que hace referencia a muestras pornográficas en manga o video) e incluso un poco de “cosplay” (la costumbre de disfrazarse de muchos fans) mal intencionado (rayando de nuevo en el fetiche…).

¿Influirán estas ideas en el futuro del manga publicado por Kishimoto? Pues por el momento no, pues este hilo argumental no ha tenido gran aporte hasta la fecha.

Narusaku: ¿shounen o drama?

Quizás de todas las relaciones “amorosas” que la gente quiere defender en “Naruto”, esta podría ser la más lógica. Razones, pues simplemente Naruto y Sakura son dos de los tres personajes principales de la serie, y socialmente sería el hecho más aceptado (véase más adelante “Narusasu”).

“Naruto” como ya se ha dicho hasta la saciedad –incluso por el mismo Kishimoto-, es un “shounen” o historia orientada hacia los jóvenes del género masculino. Esto implica precisamente que la trama siempre girará en torno a situaciones muy puntuales:

– Un personaje principal que al principio parece ser alguien normal y con una vida común, que luego pasa a ser el héroe o salvador de todos.

– Una trama orientada a la acción que incluye actos violentos e incluso la muerte.

– Poderes y habilidades especiales.

– Evolución física y mental de personajes en general.

– Oponentes cada vez más fuertes y difíciles de vencer…

– Personajes femeninos de exuberante y muy exhibida belleza…

Con base en este hecho, es muy normal que los líos de amor no sean tomados como ejes de la acción (aunque si repercuten mucho en dediciones importantes de cada individuo cada cierto tiempo), por lo que se reduce casi al mínimo su importancia en la historia en términos generales.

¿Se puede hablar de una posible relación aquí? Pues sí, pero en la opinión de muchos –y me uno a dicha idea- sería con fines arguméntales principalmente. Es decir, para continuar de una manera lógica el transcurso de los hechos y otorgar una sensación de humanidad a la trama. En pocas palabras, se buscaría que la vida de Naruto se narre completa, incluso tomando en cuenta una posible pareja y sus futuros descendientes (siendo Sakura por lo expuesto al principio la candidata más lógica en apariencia…).

Por el momento, las referencias a esto –tanto en el manga como en el anime- son recurrentes, pero no concluyen mucho aún (los personajes son niños y más recientemente, adolescentes…). ¿Pruebas? Pues quedan a criterio del espectador.

Narusasu: derecho y respeto vs. doble moral

Para muchos no es un secreto que el culto en el manga y anime (desarrollado por un sector de sus seguidores), al “yaoi” y al “shounen ai” (amor homosexual entre varones –adultos en su mayoría- y amor entre hombres adolescentes, respectivamente), se ha diseminado con mucha rapidez desde Japón hacia todos lados del planeta. Un hecho curioso es que la mayoría de partidarios de esta tendencia son mujeres jóvenes, pues en Japón el mercado de productos con esta connotación se enfoca hacia ese nicho de la población.

Ahora, ¿qué relación tienen estos fenómenos con “Naruto”? Pues gracias a que Kishimoto ha visualizado la relación de Naruto y Sasuke de una manera muy íntima (si hablamos de amistad, por supuesto…), no ha faltado quien ha querido explotar tal cercanía y proponer un idilio amoroso “palpable” entre ambos.

Como siempre, aquí entran en juego otros factores sociales, como la aceptación “occidental” de tales conductas, la visión propiamente “oriental” de las relaciones amistosas entre varones, y por supuesto, el derecho que tenemos todos –hombres y mujeres- de defender nuestras creencias y orientación sexual.

En mi opinión, es cuestión de criterios y respeto mayoritariamente, pero no se ha manifestado esta relación de manera significativa en la trama de la historia (o al menos con ejemplos palpables, más allá del morbo e imaginación de algunos que quieren explotar las situaciones detalladas por Kishimoto).

¿Vale la pena discutir y hasta luchar por una idea de éstas?

Pues queda a criterio de cada uno y del sentido que como espectador quiera dar a esta popular historia. En lo personal, me parece más meritorio dejar que los hechos sigan su desarrollo con toda naturalidad y esperar que todo encaje el mundo fantástico que Kishimoto nos ha querido ofrecer.

No hará falta quien dirá que “la literatura no sería nada sin Romeo y Julieta”, por ejemplo, pero también es necesario no mezclar agua con aceite, algunas veces.

¿Será el amor un participante decisivo en el transcurso de la historia? Pues la respuesta la dará el tiempo. No le quitemos tampoco el lado humano a “Naruto”, donde también las emociones y sentimientos aportan la emotividad necesaria en cada momento.